Download Mercurio (Hg)

Mercurio
El mercurio (Hg) es un elemento químico
que figura en la tabla periódica con el número
atómico o Z igual a 80 y una masa atómica o A
cercana a 200,6 g/mol [1] [2].
Pertenece al grupo IIB o 12 junto con el
zinc (Zn), cadmio (Cd) y copernicio (Cn), siendo
todos metales de transición y se encuentra en el
periodo número 6 [1] [2].
Figura 1. Mercurio y sus características en la tabla periódica.
Descubierto en el año 1500 a.C., mas no
fue
definido
como
elemento
hasta
las
investigaciones de Antoine Laurent Lavoisier en el
siglo XVIII. Su nombre es debido al dios romano
Mercurio, Hermes en la mitología griega y que
quiere decir mensajero de los dioses.
Desde la era clásica en Alejandría existía
la información de que el aire al aumentar su
temperatura se dilata, dicha información fue útil
para Filón de Bizancio a quien en el 250 a.C. se le
atribuye la invención del termoscopio, el objeto
precursor del termómetro [3] [4].
La invención de los termómetros se la
debemos a diversos científicos de los siglos XVII y
XVIII, entre ellos Sanctorius Sanctorius (1612),
Fernando II de Médici (1641), Ole Christensen
Rømer (1702) y Daniel Gabriel Fahrenheit (1714),
mas se estima que el primer modelo fue diseñado
en el año 1592 por Galileo Galilei [5] [6] [7] [8].
Durante dicha época se comenzaron a
utilizar alcohol y mercurio como sustancias
termométricas gracias a que cambian su volumen
según los cambios de temperatura, aunque estos
sean mínimos, así los rangos que cubren cada
elemento dependen de los puntos de congelación
y ebullición de cada una de las sustancias, -39 °C
a 357 °C para el mercurio y para el alcohol -112 °C
hasta 78 °C [2] [3] [5].
Curioso es por lo menos que el mercurio
es el único metal que a temperatura ambiente se
encuentra en estado líquido [2].
El termómetro más popular y que
revolucionó la medición de la temperatura (T°) en
el ámbito clínico lo diseñó Fahrenheit en 1714, me
refiero al termómetro de vidrio de mercurio con
bulbo. El bulbo es una zona metálica y oscura que
almacena el elemento de medición y que gracias a
sus características absorbe fácilmente la radiación
o el calor [3] [5] [8].
Figura 2. Antoine Lavoisier.
En la antigüedad era denominado
hidrargirio el cual proviene del griego hydrargyros
y significa plata acuosa o acuática. Otro sinónimo
es azogue, y que también corresponde al nombre
que recibían los barcos que transportaban
mercurio desde España a América.
¿Por qué es importante?, más bien es una
curiosidad pues azogue en inglés se traduce como
quicksilver, nombre de héroe en inglés que recibe
Pietro, el hermano de Wanda Maximoff o la Bruja
Escarlata en los cómics de Marvel.
No sólo el mercurio es un elemento o una
sustancia, sino que también es el primer planeta
del sistema solar, un diario y una banda.
Alexander Denilson Monjes Aedo
Figura 3. Termómetro de mercurio, de vidrio y con bulbo.
Ahora respecto a la importancia clínica
sucede lo siguiente. El mercurio es tóxico, en la
población general se encuentra en la sangre en
concentraciones menores a 5 μg/L, mas se admite
como límite normal entre 10 a 15 μg/L y se define
toxicidad sérica sobre los 50 μg/L. En la orina no
debe superar los 4 μg/L [9] [10].
Toxicología
Las vías de entrada de este metal al cuerpo
son principalmente 4, cutánea, oral, respiratoria
y endovenosa. Cuando entra en contacto con la
piel produce una reacción inflamatoria que
evoluciona con fibrosis y necrosis lipoidea de la
zona afectada difundiendo luego hacia el sistema
circulatorio y en ocasiones eritema multiforme.
Además destacan dos posibles cuadros, la
acrodinia corresponde a una reacción de
hipersensibilidad al mercurio vista especialmente
en
niños
y
que
produce
induración
hiperqueratósica facial y palmoplantar junto a un
rash rosáceo, mientras que el síndrome de
Baboon el cual debe su nombre a los mandriles o
babuinos, coloquialmente conocidos como monos
de poto colorado, es una reacción dérmica
inflamatoria
sistémica
en
personas
ya
sensibilizadas a mercurio, cromo, níquel y
algunos fármacos como antibióticos, heparina,
terbinafina, entre otros. Es una dermatitis de
contacto acompañada por prurito y un exantema
eritematoso maculopapular el cual confluye en la
región glútea y las flexuras mayores quedando la
piel con un aspecto similar al trasero de dichos
animales. Vale decir que el tratamiento en este
caso es sintomático [9] [11] [12].
La absorción del mercurio en el tubo
digestivo es baja, así su ingestión no produce más
que síntomas gastrointestinales inespecíficos,
vómitos, diarrea y dolor abdominal, aclarar que el
cuadro puede verse agravado si existen
malformaciones o accidentes gastrointestinales
como fístulas o perforaciones pues dado su
almacenamiento se prolonga su absorción y la
probabilidad de que este alcance el torrente
sanguíneo. Por vía aérea, en cambio, el vapor de
mercurio tiene una penetrancia de un 75 %,
significando un problema grave [9] [10].
A nivel respiratorio y pulmonar puede
producir
edema
pulmonar
agudo
(EPA),
neumonitis intersticial, distrés respiratorio e
insuficiencia respiratoria. El vapor de mercurio es
más denso que el aire, debido a ello cae al suelo
siendo un peligro mayor para recién nacidos y
lactantes [2] [9].
La inhalación o intoxicación crónica de
mercurio tiene como tríada clínica clásica temblor
intencional, gingivitis y eretismo mercurial el
cual corresponde a cambios en el carácter y en la
personalidad, característicos son el insomnio, la
timidez excesiva y la variabilidad emocional [11].
También incluyen las alteraciones del
sistema nervioso central (SNC), irritabilidad,
alucinaciones, pérdida de la memoria y
bipolaridad (episodios de manía y depresión) [12].
Alexander Denilson Monjes Aedo
El eretismo mercurial también se conoce
como la enfermedad del Sombrerero Loco. Se
cuenta que Lewis Carroll el autor de Alicia en el país
de las maravillas, se habría basado en el
comportamiento de los sombrereros de la época
con hidrargirismo o intoxicación por mercurio
para crear al personaje de El Sombrerero Loco [12].
Hasta mediados del siglo XX aún los
fabricantes de sombreros o sombrereros en el
proceso de fabricación de sus objetos utilizaban
mercurio, en especial para tratar las pieles de
liebre y conejo (década de 1730 en adelante). El
mercurio impregna los sombreros antes de ser
absorbido por vía cutánea e inhalatoria de forma
pasiva acorde con su uso [13].
Figura 4. El Sombrerero Loco interpretado por Johnny Deep en Alicia
en el país de las maravillas de Disney, 2010.
Dejando de lado el sistema nervioso existe
un deterioro que es progresivo no solo cognitivo,
destaca en este contexto el reporte de
polineuropatía sensitivo-motora como parestesia
de extremidades inferiores [12].
La inspección minuciosa de la cavidad
orofaríngea entrega información relevante frente
a una intoxicación por mercurio, como signos de
cronicidad resaltan estomatitis (inflamación de la
mucosa bucal), gingivalgia, pérdida de algunas
piezas dentarias y pigmentación de las encías o
rodete mercurial [13].
En el torrente sanguíneo el mercurio
difunde en estado líquido pudiendo ocasionar
embolia, insuficiencia renal aguda por necrosis
tubular renal, shock y la muerte. Al entrar en
contacto con la sangre este es oxidado en ión
mercúrico o Hg2+, esto funciona como mecanismo
de defensa, ¿por qué? pues porque el mercurio no
oxidado o no iónico difunde fácilmente por los
tejidos, en especial barrera hematoencefálica
(BHE) y placenta, lo que justifica los cambios en
el SNC asociados y que sea causa de aborto y
muerte fetal entre otras complicaciones [9] [10] [12].
Toxicología
Otras manifestaciones clínicas menos
frecuentes son colitis ulcerohemorrágica en
enfermedad aguda y frente a intoxicación crónica
enfermedad renal crónica con afectación tubular y
glomerular renal [12].
Existe correlación entre la sintomatología
ante exposición a mercurio y la concentración de
este en la orina si esta es mayor a 20 μg/L [12].
Según la mercuriuria se presenta la
siguiente clínica:
➔
< 100 μg/L: Disminución de la reacción de
las pruebas de conducción nerviosa, es
decir, actividad de ondas cerebrales
(electroencefalograma), destrezas orales
e indicación temprana de temblor en las
mismas.
➔
< 500 μg/L: Signos tempranos de
deterioro
de
la
función
renal,
irritabilidad, depresión, pérdida de
memoria, temblores, entre otros.
➔
< 1000 μg/L: Inflamación renal, gingivitis
y trastornos del sistema nervioso central.
Respecto al manejo clínico sobre una
posible intoxicación de mercurio es primero
evaluar la posibilidad de recabar una anamnesis
acuciosa y un examen físico adecuado,
antecedentes para determinar la exposición como
ocupación, trabajar en un laboratorio, contacto
con elementos con mercurio, etc., lo segundo son
los exámenes, el estudio imagenológico con
radiografía es útil dado que el mercurio es un
material radiopaco que es fácil de distinguir por
radioscopia. Con lo que respecta al laboratorio es
útil el hemograma para descartar anemia u otras
alteraciones de la serie celular hemática,
creatinina para evaluar función renal y niveles de
mercurio en sangre u orina para determinar
toxicidad sistémica [9] [12].
El tratamiento de elección es con
quelantes,
de
ellos
destaca
el
ácido
dimercaptosuccínico (DMSA) el cual contiene
grupos tiol o sulfhidrilo (-SH) los cuales fijan los
iones de mercurio facilitando su excreción a
través de la orina y las heces, seguido por el
dimercaprol y la D-penicilamina salvo que
ninguno está disponible en Chile [9] [12].
La absorción se distingue de la adsorción
en que la primera trata de un fluido que se
disuelve ya sea en un sólido o en un líquido
mientras que la segunda corresponde a la
adherencia o retención de una sustancia de
naturaleza gaseosa o líquida sobre la superficie de
otra, a esta última se le conoce como adsorbente.
Alexander Denilson Monjes Aedo
Un
adsorbente
es
una
sustancia
generalmente sólida y porosa como es el caso el
carbón activado, fármaco utilizado generalmente
en intoxicación y que en este contexto es
especialmente útil ante la ingestión de mercurio
teniendo una capacidad adsorbente máxima de
5,24 mg de Hg2+ por gramo de carbón activado
según algunos estudios. La vía de administración
es oral y su posología es de 1 a 2 g/Kg de peso, en
dosis única no está recomendado en menores de 1
año y la dosis múltiple se emplea hasta la
remisión clínica de la sintomatología propia de la
intoxicación en promedio cada 6 horas. Cabe
mencionar que en adolescentes (> 12 años) y
adultos la dosis única oscila entre los 25 a 100 g
siendo común 50 g, y también que en la modalidad
de dosis única en lactantes y niños (1 a 12 años) la
dosis de carbón activado puede ser entre 5 a 10
veces la cantidad del tóxico ingerido en una
relación gramo/gramo [9] [14] [15] [16].
El objetivo del carbón activado es impedir
la absorción intestinal del tóxico, por lo que, su
ingesta es útil principalmente en la primera hora
tras la ingesta del tóxico y tiene como
contraindicaciones el compromiso de la vía aérea,
ante riesgo de obstrucción intestinal o si el tóxico
es una sustancia específica como sales de hierro,
litio, hidrocarburos volátiles derivados del
petróleo, entre otras [16].
No sólo los termómetros almacenan
mercurio sino también algunas pilas, por lo que,
se debe prestar atención a los antecedentes y la
posible ingestión de estos objetos [10] [17].
Ahora ante la rotura de un termómetro de
mercurio sea en el hogar o no existen dos
opciones, seguir el protocolo de limpieza
recomendado o llamar a Bomberos (número de
emergencia 132) quienes realizarán el trabajo
adecuadamente. De cualquier manera, las
indicaciones principales son el aislamiento
inmediato del lugar y su ventilación tras el aseo al
menos por 2 horas [17] [18].
Se recomiendan como materiales en caso
de una emergencia como ésta elementos de
protección como guantes que pueden ser de
nitrilo, vinilo o látex, mascarilla y también
linterna, pincel, bolsas de basura, papel o cartón,
toallas húmedas, crema de afeitar, una jeringa sin
aguja y azufre en polvo, este último visibiliza y
absorbe el mercurio derramado [17] [18].
Figura 5. Escudo de Bomberos de Chile.
Toxicología
Para la limpieza del hogar una opción es
que con mascarilla y guantes se procede primero
a recoger los vidrios y plásticos rotos para luego
botarlos en la bolsa de basura procurando no
cortarse, arrastrar con una hoja de papel o cartón
el mercurio derramado y con la jeringa intentar
extraer el mercurio restante [18].
Una segunda opción es utilizar azufre en
polvo o un pincel o brocha con crema de afeitar
para recolectar el mercurio derramado, buscando
además partículas de este con la menor
iluminación y temperatura ambiental posible, eso
quiere decir disminuir la calefacción y apagar las
luces encendidas para luego iluminar de forma
directa la superficie con una linterna pues a la luz
las gotas de mercurio brillan, no bastando con ello
las superficies se pueden limpiar con toallas
húmedas de papel, así mismo si el mercurio entra
en contacto con la piel además de acudir al
servicio de salud de urgencia más cercano para
evaluación clínica [17].
Las bolsas de eliminación deben de ser
dispuestas de manera tal que proteja al recolector
de basura siendo esta adecuadamente sellada o
cerrada y separada de la basura común [17] [18].
Queda estrictamente prohibido utilizar
aspiradora, escoba o escobillón para recolectar el
metal, con menos razón verterlo por el desagüe o
utilizar la lavadora, lavabo o lavaplatos para la
limpieza de ropa o artículos contaminados con
mercurio por contacto directo (no contempla el
vapor de mercurio), estos deben ser eliminados
pues se transforman automáticamente en fuentes
de contaminación, mientras que en el caso del
calzado si solo se contamina la suela de estos y el
material es de plástico u otro similar se permite
su limpieza con toallas húmedas, mas deben de
ser ventilados al aire libre de igual manera [17].
El constante paso o circulación por el sitio
de contaminación expande la zona contaminada,
por dicho motivo se debe de procurar el
aislamiento que ningún otro elemento termine
contaminado, mucho menos el agua, ya que, se
transforma en una vía de transporte y el mercurio
no es tóxico sólo para los seres humanos [17].
Por último, se reportan variaciones
significativas entre la medición de los
termómetros de mercurio respecto los digitales e
infrarrojos, siendo cuestionable la toma de
decisiones clínicas en base a estos últimos, por lo
que,
necesaria
es
la estandarización
y
correspondencia de estos valores respecto con los
termómetros más actuales en base a los
termómetros de vidrio [19].
Alexander Denilson Monjes Aedo
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Toxicología