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http://www.luzinterior.org/tarea_kybalion.htm "En vano vagáis por los dominios del Conocimiento. Nadie aprende sino lo que le está dado aprender". GOETHE "Fausto" En el presente escrito nos proponemos exponer temas relativos a los Principios Herméticos y al simbolismo con claridad y lenguaje tan sencillo como nos sea posible lograr. Si bien existen múltiples libros de gran mérito y rico contenido sobre estos temas, a menudo tales obras no resultan de lectura fácil. El más importante y profundo de los libros fácilmente obtenibles es "El Kybalion". Pero obtenible no es sinónimo de accesible o comprensible. El Kybalion presenta indudables dificultades y exige múltiples y repetidas lecturas y reflexiones. Escrito por mano maestra, el lector tarda en captar toda su dificultad y toda su admirable grandeza. Se trata realmente de un monumento del espíritu, tan grande y colosal en su género como son las pirámides de Egipto en el suyo. Pero los necios suelen tomarlo por obrita de reducida extensión y fácil lectura. Fácil es prever el poco fruto que obtienen del libro. En los libros antiguos se suele omitir el presentar casos concretos que ilustren a la vez que resulten de utilidad práctica. El Kybalion no es la excepción a esta regla casi general. Naturalmente esto aumenta las dificultades y exige más del lector. Es por ello que con un propósito de utilidad y servicio nos hemos esforzado en multiplicar los ejemplos aclaratorios. Se nos podrá tal vez reprochar con ligereza que de este modo exhibimos lo que debía permanecer velado. Tal acusación no nos preocupa: tanto del esoterismo como de sus símbolos cabe afirmar con Lanza del Vasto que "son secretos importantes que se guardan solos". Solo comprenderá aquel a quien esto le sea permitido. Quien no esté preparado para el tema - como bien afirma "El Kybalion"- en las lecturas solo hallará en suma palabras y solo palabras... René Schwaller de Lubicz, esoterista y egiptólogo eminente, escribió en su "Propos sur Esotérisme et Symbole": "El esoterismo nada tiene en común con una voluntad de secreto, vale decir con un secreto convencional. El esoterismo no puede ser escrito ni por ende traicionado. No se encuentra el espíritu sino con el espíritu y el esoterismo es el aspecto espiritual del mundo inaccesible a la inteligencia racional". Más adelante en la misma obra agrega dicho autor: "El esoterismo no se halla "herméticamente" cerrado más que para la mente racional y así proseguirá si no cultivamos otras formas de intelectualidad y otro tipo de mentalidad distinta de la de nuestros medios académicos y universitarios". En realidad poco se logra con la oscuridad de exposición y no es válido el pretexto de que así se protege mejor aquello que solo debe ser patrimonio de algunos. La realidad de la vida es que solo acceden al Conocimiento quienes están calificados para ello y solo en la medida en que lo estén. Quien escribe solo pretende ir hasta donde se lo permitan y sabe que no podrá avanzar un solo paso más allá de ese límite. En realidad esta frontera natural del Conocimiento para cada uno en su estado presente es una consecuencia de la Ley o Principio Hermético de Vibración del que luego nos ocuparemos. Cuando no seamos dignos de una verdad la tendremos frente a los ojos y nada veremos ni comprenderemos. A menudo se oye de preocupaciones y lamentos por la turba de tontos e inescrupulosos que se abalanzan sobre las joyas espirituales que constituyen la Tradición Sagrada de la humanidad. No hay razón para temor alguno: nada comprenderán de lo que no les está destinado. Un magnífico ejemplo es lo que ocurre actualmente con la Astrología, la primera de las tres Ciencias Herméticas (las otras dos son la Alquimia y la Teurgia). A la Astrología se ha pretendido vulgarizarla, ponerla al alcance de los ineptos y descalificados y el resultado es que una masa increíble de charlatanes se conforma con tonterías y no es capaz de profundizar en nada. Cuando llegan a un cierto nivel, por cierto poco avanzado, se detienen y ya no son capaces de ir más lejos. En esto obra no se menciona explícitamente un Principio que ha sido bien subrayado por los Maestros de Sabiduría en la India. Ese Principio afirma que TODO ES NECESARIO. Cuanto llega a nosotros, agradable o desagradable, bello o feo, alegre o triste llega precisamente porque es necesario para nuestra elevación interior y nos está destinado por y para ello. Pero lo que no nos está destinado no nos llega pues no es para nosotros, no importa cuan grande sea nuestro deseo y nuestro esfuerzo para lograrlo. No se cumple lo que el ser humano desea sino solamente lo que necesita. De ahí que resulte necesario saber renunciar a lo imposible y adquirir la flexibilidad necesaria para poder percibir y comprender cual es el designio del Todo para nosotros en cada momento. Si no adquirimos esa flexibilidad no tendrá sentido que nos propongamos, por ejemplo, rendirnos y cumplir la Voluntad de Dios pues no sabremos en realidad cual es Su Voluntad para nosotros.Y aquí corresponden algunas reflexiones sobre este Principio Filosófico-Natural al que los Mahatmas designan como Tercer Mahavakya. Es muy distinto decir TODO ES NECESARIO que decir "Todo es imprescindible, insoslayable e inevitable". Esto segundo correspondería a un determinismo total, a un fatalismo tan ciego como absurdo. Lo primero que es lo correcto supone la acción de causas ligadas a sus efectos. Esto implica que para remover y eliminar los efectos cuando no son deseables hay que comenzar por detectar y conocer las causas para luego eliminarlas o bien modificarlas. En realidad -y esto debe ser subrayado- basta con conocer esas causas para que desaparezca el efecto pero esta tarea no es fácil (en psicología se aplica una consecuencia o caso particular de esta Ley Oculta que aquí se expone). Mientras esto no se logre el libre albedrío de los seres (si bien existente y sagrado) será tan solo relativo y limitado. Tenemos pues que la afirmación TODO ES NECESARIO implica otra de muy marcada importancia: NADA ES CASUAL: la casualidad no existe pues todo tiene su causa. Si algo fuera casual no sería necesario pero eso, repetimos, no existe. He aquí la consecuencia de aplicar un conocido y sencillo principio lógico: el denominado teorema contrarecíproco. Al respecto afirmaba el gran poeta iniciado Lessing: "Hablar de casualidad es ofender a Dios". TODO ES NECESARIO para que se cumpla el Plan del Todo y las leyes de cada plano que son consecuencia de la Gran Ley. A su vez al tener todo su causa esto implica que todo en el Todo es necesario: tenemos así aquí la doble o mutua implicación y el Tercer Mahavakya es lógicamente equivalente a la Ley o Principio Hermético de Causalidad. A este le dedicaremos luego atención pues El Kybalion se ocupa de esto con detalle. PRIMERA PARTE DE LOS SÍMBOLOS Para poder penetrar con altura en el tema que nos ocupa debemos interesarnos de ciertas nociones que resultan tanto base indispensable como claves para la comprensión de los asuntos a tratar. En particular los símbolos constituyen la llave maestra para pasar de lo físico y sensible a lo invisible y metafísico y por ello debemos referirnos a ellos con cierto detalle. Etimológicamente símbolo deriva de un vocablo griego: simboleion, el que alude a dos mitades hechas para reunirse. Nos recuerda esto a los viajeros de la antigüedad que obsequiaban a su anfitrión media medalla como testimonio de gratitud tras ser alojados y conservaban la otra mitad. Eso tenía por objeto de que, en el futuro, al serle presentada esa media medalla pudiera el viajero o bien sus familiares retribuir en su propio hogar la hospitalidad recibida. Y así el símbolo pasa, en nuestro lenguaje, a ser advertencia para la captación de un sentido que surge al descifrarlo. Con esto logramos comprender así el mensaje que contiene pero lo esencial es que el símbolo mismo actúa como catalizador, como un activador de nuestra psique para llevarnos al conocimiento. El símbolo así descifrado pasa a ser signo o emblema (Carl Gustav Jung) o, simplemente, señal. Naturalmente el campo de los símbolos abarca todos los órdenes de la vida y esto exige precisiones en cuanto a ordenarlos y clasificarlos. Esto es preciso para delimitar nuestro campo de interés. El mundo moderno ha perdido en gran medida el sentido del símbolo como camino privilegiado para elevarse a lo invisible es decir al conocimiento metafísico a partir de lo visible y tangible. De esto nos ocuparemos hoy con algún detalle, pasando luego por una indispensable pero rápida revisión de los principios del Hermetismo. • Existe una clasificación de los símbolos que ha prevalecido hasta hoy y que se remonta a Dante Alighieri (nos remitimos a su obra "Il Convivio"). Esa clasificación agrupa a los símbolos en cuatro grupos que pasamos a detallar sucintamente. El primer grupo corresponde a los símbolos literales. Corresponden a este grupo los textos o mensajes escritos en cualquier idioma, las expresiones matemáticas o lógico-simbólicas y las representaciones figurativas. Desde luego en este caso hay un mínimo de dificultad en la comprensión de tal símbolo para quien conoce el idioma o bien el lenguaje matemático o lógico. A este tipo de símbolos correspondería llamarlos directos. • Pasemos al segundo grupo, el de los símbolos alegóricos. La alegoría es una metáfora o sea un lenguaje analógico indirecto. Proviene el vocablo del griego allos: otro y agoreno: hablar, arengar. O sea, en suma, hablar de otro. Estos símbolos evocan en nuestro espíritu una idea a través de una asociación ya mitológica, ya tomada de la vida diaria. Como ejemplos podríamos citar el cuerno de la abundancia, el olivo por la paz, el caduceo del dios Hermes-Mercurio simbolizando al comercio, la paloma que alude según el caso al Espíritu Santo o a la paz o a la mansedumbre, el león como emblema del valor, los hieroglifos de Marte y Venus significando a los sexos, las sandalias con alas de Mercurio o a su casco alado en referencia a las comunicaciones, la cruz en referencia a lo cristiano, la lira de Apolo como emblema de la música, la balanza y la venda en los ojos indicadoras de la justicia imparcial, el bronce como símbolo de la fama. Recordemos al respecto de este último ejemplo a la diosa Fama, de la que nos habla Virgilio, que simbolizaba a la opinión pública y vivía en su sonoro y resonante palacio de bronce. Ella poseía un gran número de ojos y de bocas y se desplazaba volando con la mayor rapidez: he aquí el origen mitológico casi olvidado de un símbolo, de un vocablo y de una alegoría. Incluso cuando nos valemos del prosaico signo $ hacemos alegoría pues se trata de un caduceo mal dibujado, cosa propia de Mercurio, dios del comercio. Mencionemos con particular fruición que los símbolos astrológicos caen en este segundo grupo de indicadores alegóricos pero que son mucho más que eso. En efecto los astros nada causan por sí mismos en cuanto a los destinos humanos individuales o colectivos, siendo precisamente indicadores alegóricos macrocósmicos o celestes en correspondencia perfecta con el acaecer microcósmico o propio del ser humano. Solo los que desconocen lo referente a la Tradición Hermética insisten en ver a los astros como causa física del destino. El hablar como se hace de energías, ondas y vibraciones a nivel astrológico es consecuencia no solo de la ignorancia sino del materialismo de la época que insiste en referir absolutamente todo a la materia y a la energía: sus cultores son ignorantes que no son capaces de elevarse más allá de esto. • El tercer grupo es el de los símbolos tropológicos, o sea los que tienen particular énfasis en lo relativo a lo ético-moral. Proviene esto de tropos: cambio, logos: discurso. cambiar la dirección o sentido del discurso. Los ejemplos son conocidos y algunos ya han sido mencionados incluso: la balanza como símbolo de equilibrio y justicia, la escuadra como símbolo de rectitud, el látigo representando al castigo, el águila como símbolo de elevación espiritual, la plomada como símbolo tanto de ajuste como de disciplina y verticalidad, el pelícano como símbolo de abnegación y sacrificio pues es fama que da de comer de su propia carne a sus polluelos en caso de necesidad y carencia, el delfín como símbolo del Maestro Espiritual pues se afirma que conduce a la costa a los náufragos en peligro de ahogarse. En estos últimos el símbolo pasa a ser arquetipo (de archo: el primero, typos: modelo) o sea prototipo o modelo ideal en lo ético-moral. La lista podría por cierto prolongarse mucho más pero no lo haremos aquí. • • Por último tenemos el cuarto grupo: el de los símbolos anagógicos. Este término proviene de ana: en alto, ago: conducir. Aquí nos encontramos con lo más interesante desde el punto de vista de la Tradición Primordial pues con y a través de este simbolismo se persigue la elevación de la conciencia y el acceder a lo metafísico e invisible a partir de lo manifestado y visible. Así tenemos que el Pentaclo (estrella de cinco puntas) representa al hombre que ha realizado la Suprema Meta, contactando a la Fuente de Dicha Infinita que es, desde luego, la Divinidad entronizada en su propio corazón. Otro símbolo en muchos sentidos análogo es el Hexagrama (estrella de seis puntas), el que representa la correspondencia y analogía entre el Macrocosmos y Microcosmos y, al mismo tiempo, simboliza a Dios que desciende hasta el hombre y mora en él y al hombre que se eleva interiormente hacia la Divinidad. La Swástica bien dibujada no tiene contenidos políticos aviesos sino que representa a la Divinidad como Eje del Mundo y es símbolo de la Ley de Causa y Efecto y de la perpetua renovación cíclica del cosmos. Se la encuentra tanto entre los lamas tibetanos como en el hinduismo y en culturas americanas precolombinas. • En relación a lo dicho sobre lo tropológico y el tropo o cambio cabe hacer una acotación que estimamos tan pertinente como descuidada por otros autores. El tropo en castellano no tiene el sentido que le hemos dado siguiendo al Dante sino el de empleo de las palabras en sentido figurado o alegórico. El tropo comprende, en la riqueza indudable de nuestra lengua, a tres aspectos o componentes que hacen al estudio del simbolismo. Esos tres componentes son la metáfora, la metonimia y la sinécdoque. La metáfora se relaciona muy de cerca con la analogía y la alegoría. Así la usamos cuando decimos rápido como un rayo, perspicaz como un lince o ladrón como un político. Se trata en suma de símbolos alegóricos ya mencionados y en esto no hay novedad. La metonimia es un tropo que se comete al efectuar una inversión del orden natural de las cosas, tomando el efecto por la causa, al autor por sus obras o bien al signo o símbolo por la cosa representada. Ejemplos claros sería hablar de la risa por la alegría, de leer a Cicerón por leer las obras de Cicerón, del olivo o de la pipa por la paz. Vemos que estas son más cuestiones de prosodia y de sintaxis que de simbolismo propiamente dicho. Por último mencionemos a la sinécdoque (del griego: synekdoché), que resulta lo más interesante para un simbolista: aquí se trata de un tropo en el que se toma la parte por el todo o bien el todo por una parte. Ejemplos directos los tenemos al hablar del acero por la espada, mil fusiles por mil soldados, el pan por todos los alimentos, la lectura por todas las lecturas posibles. Pues bien, este tropo es cosa común y corriente en simbolismo: un solo atributo o característica representa a la virtud, o al dios o a la cualidad trascendente. Ya hemos visto ejemplos y veremos alguno más. Basta el garrote, símbolo de fuerza y ya evocamos a Hércules. Por supuesto la recíproca también es cierta y ello de igual modo es sinécdoque. Vale la pena tenerlo en cuenta pues este tropo y los otros dos son cosa muy frecuente en el estudio del simbolismo. Otro problema de aparición continua son los símbolos polivalentes. En distintos campos el mismo símbolo puede representar cosas muy diferentes. El águila ya mencionada tanto alude a la elevación espiritual como a la bravura en el combate, el azufre representa tanto al ardor de la inteligencia como al demonio de las leyendas religiosas (para usar una expresión feliz de Jorge Luis Borges diremos que el demonio tiene el grave inconveniente de no existir). Podemos además que la serpiente simboliza tanto la más alta Sabiduría como a la astucia y, además, a la suprema maldad: por ejemplo en el medioevo eran comunes las representaciones de Cristo como una serpiente crucificada y por cierto en ello no había otra cosa que devoción. Este hecho exige que para interpretar a un símbolo en forma objetiva se tenga idea clara previa respecto del campo de la realidad al que se alude con él. A esta altura vale la pena recordar a Brunetière (citado por Jules Boucher [2]) cuando afirma: "El símbolo es imagen, es pensamiento... El nos hace percibir entre lo exterior y nosotros algunas de esas afinidades secretas y de esas leyes obscuras que se hallan más allá del conocimiento científico-racional pero que no son por ello menos ciertas. Todo símbolo es, en este sentido, una especie de revelación". Estas palabras merecen ser meditadas por cuanto hacen a la médula de cuanto se va a exponer aquí. Y para coronar lo dicho vale la pena hacer resaltar un aspecto esencial que pocas veces se explícita. Los espíritus inferiores y ávidos de poder dogmatizan pues les aterra en su intolerancia fanática permitir que otros piensen por su cuenta y que, de este modo, escapen a su influencia. En cambio los seres nobles y elevados se valen de los símbolos para enseñar en el orden metafísico pues prefieren que los demás se ejerciten libremente en el noble ejercicio del pensar y el filosofar. Saben que esto los conducirá tarde o temprano a ese deslumbramiento (el taumazein de los griegos) que produce el descubrir la verdad al captar el sentido de un símbolo. Los seres superiores ansían la Verdad, el Bien y la Belleza para todos y rehusan atemorizar a nadie con castigos tan absurdos como injustos en esta vida o en la otra. En suma, que se trata de disparates forjados por mentes psicopáticas para aterrorizar y dominar a los simples, embustes que los fanáticos propalan y los necios creen y repiten. Nada más lejano de la verdadera espiritualidad, impregnada por siempre de amor y compasión hacia todos los seres. Queremos cerrar esta primera parte con reflexiones de pensadores eminentes respecto de los símbolos, lo que contribuirá a aclarar el panorama presentado aquí. Goethe expresó "En el símbolo lo particular representa lo general, no como un sueño ni como una sombra, sino como viva y fugaz revelación de lo inescrutable". Luc Bénoist ha manifestado con justeza: "Lanzando un puente entre lo físico y lo espiritual, los símbolos permiten convertir en sensible todo concepto inteligible. Aparecen como mediadores en el dominio de la psique y poseen, por consiguiente, un carácter dual que los hace aptos para un doble sentido e incluso para ofrecer interpretaciones múltiples y coherentes igualmente valederas desde distintos puntos de vista. Implican un conjunto de ideas de modo total e instantáneo y no analítico". Henry Corbin se ha manifestado respecto del simbolismo esotérico-metafísico como sigue: "El símbolo es una cifra que jamás se ha terminado de descifrar, una cifra por la cual es mostrada y a la vez velada, una verdad que al nivel de la inteligencia humana solo puede transmitirse cifrada" y agrega "El símbolo es entonces una combinación que, aunque emane conocimiento, persiste en un carácter sagrado y secreto ...la sola y mejor comprensión posible de seres y de hechos informulados, de cosas presentidas...por lo cual explicar un símbolo no es abolirlo ni inutilizarlo (como sucede con las alegorías comunes) sino que tan solo es situarse en el umbral, en su perspectiva". En suma, los símbolos de contenido metafísico no ofrecen su secreto si no existe una estricta preparación preliminar por parte de quien aspira a captar su contenido. Con lo dicho resulta claro que los símbolos son la llave que abre la Vía Regia al Conocimiento y, aún cuando resulte redundante, a las tres Artes Reales herméticas: Astrología, Alquimia y Teurgia. Es curioso que esa obra maestra que es "El Kybalion" no mencione los símbolos: son una clave demasiado importante y explícita y probablemente por esa causa los autores han preferido guardar silencio al respecto. De paso señalemos algunas otras referencias útiles y fácilmente obtenibles en lo tocante a los Principios Herméticos (aún cuando de menor nivel y envergadura que "El Kybalion"). Estas son "La Doctrina Secreta de los Rosacruces" de Magus Incógnito y "La Luz de Egipto" de Thomas Burgoyne SEGUNDA PARTE: LAS LEYES HERMÉTICAS Lo dicho en la Primera Parte solo puede considerarse una introducción sucinta al Simbolismo como herramienta imprescindible para abordar el estudio de las Leyes o Principios Herméticos, los cuales exigen desarrollos extensos y cuidadosos. A esto nos abocaremos en esta Segunda Parte, adelantando empero que se trata de cuestiones arduas y que, por su naturaleza misma, resultan tan profundas como inagotables. Las Leyes o Principios Herméticos varían en su enunciado de autor a autor pero la esencia de su contenido permanece invariable. De algunos de ellos nos hemos ocupado brevemente en la primera parte de este escrito. 1- LEY DE LA NATURALEZA MENTAL DEL TODO. Esta Ley o Principio fundamental no es cosa fácil de comprender pero sin duda es la razón poderosa tras mil y un hecho que nos asombran y que calificamos tontamente de "sobrenaturales". En realidad lo sobrenatural no existe salvo Dios mismo pues todo en el Todo está sometido a las Leyes que emanan de la Causa Primera o Dios. Esta Causa Primera es lo único que se puede hallar por sobre lo natural. El poder de la mente humana es muy grande y lo será aun más en el futuro: no hemos llegado aún sino a un nivel rudimentario de las posibilidades reales de la especie. La ciencia no vacila en afirmar que solo usamos un diez por ciento de nuestra capacidad cerebral y eso nos habla a las claras de todo lo que nos aguarda y que aun no conocemos. Hoy en día nadie desconoce las enfermedades psicosomáticas. Si nuestra mente funciona mal puede enfermarnos y aún matarnos. Pero si nuestra mente funciona bien puede lograr maravillas. Un autor cuyo nombre no recordamos decía con justeza: "Vigilamos muy bien lo que nuestros hijos comen pero dejamos que sus mentes engullan cualquier basura". Esta afirmación sabia vale tantos para niños como para adultos y ancianos. El conocimiento del mentalismo debe comenzar por esta forma esencial de la higiene mental: mantener in mente solo pensamientos nobles, positivos, elevados y tendientes a beneficiar al prójimo. Las personas cargadas de odio, vileza y otros pensamientos negativos son las víctimas más frecuentes de su propia actitud mental errada. En cambio la risa, la alegría, el amor curan a uno mismo y a los demás. Naturalmente el Principio Hermético de Mentalismo es de alcance enormemente mayor que lo anterior. Pero, por razones de claridad, es necesario ir de lo simple a lo complejo y de lo particular a lo general so pena de tornarse incomprensible. Los Maestros e Iniciados hermetistas nos enseñan que el Todo es Mente, que el Universo es Mental. Cada cosa pre-existe como Idea en la mente de Dios. Platón, iniciado en Egipto tras la muerte de Sócrates, conocía muy bien esto y lo refleja en su Mundo de las Ideas. El nos habla en alegoría de la Caverna en que vivimos, percibiendo solo sombras que se proyectan en sus fondos emanantes de la luminosa Realidad. Pero algún día nos tornaremos y percibiremos esa Realidad. Como lo dijo tan poéticamente Ramón del Valle-Inclán: "Lejanos soles algún día encenderán nuestra caverna". Lamentablemente no existe aún una exposición seria y satisfactoria de las doctrinas de Platón desde el punto de vista esotérico. Esto se debe a que los "filósofos" académicos saben muy poco o nada de esoterismo y se preocupan ante todo de gratificar su propia vanidad. El suyo es "un saber ignorante" para emplear una expresión que le era grata a Guénon. Podríamos dar buenas pruebas y ejemplos de esto pero solo conseguiríamos acarrearnos enemistades sin hacer bien a nadie. Pasemos ahora a ocuparnos de otro caso particular de este Principio que se revela como de fundamental importancia no solo en lo que hace al quehacer humano sino en un contexto muchísimo más amplio. De hecho su validez alcanza a todos los planos de existencia y todos los estados del Ser. Nos referimos a la Ley del Ternario (o de la Tríada). Esta puede y suele enunciarse como sigue: cada acción tiene su reacción, cada posición y cualidad su opuesta, cada tésis su antitesis. De la interacción de ambas surge la síntesis. Los Maestros saben esto y pueden modificar o revertir cada situación generando la opuesta a nivel mental mediante la concentración. Volveremos sobre este asunto en lo que sigue. El TODO crea a nivel mental. Los universos infinitos en número son Sus formas de pensamiento. Y nosotros, aunque insignificantes frente al Todo, participamos de Su Esencia. Nuestra mente puede crear, puede transmutar. Y recordemos que transmutar no es transformar sino algo mucho más profundo. Transformación es cambio de forma, variación superficial. Transmutar es cambio de naturaleza, de esencia, es ALQUIMIA MENTAL. 2- LEY DE CORRESPONDENCIA Y ANALOGÍA "Per visibilia ad invisibilia" (Vulgata) Las doctrinas herméticas forman parte esencial de la Tradición Universal o Primordial también denominada Philosophia Peremnis. Esta última encierra la Sabiduría de orden espiritual y metafísico transmitida desde épocas inmemoriales en las más diversas escuelas iniciáticas de todos los países y de todos los tiempos. Este saber es esencialmente único en su contenido esencial, si bien reviste formas cambiantes al haberse adecuado a las cambiantes situaciones acordes al tiempo, lugar, costumbre y circunstancia. La Tradición Primordial es uno de los rasgos esenciales que distingue a una verdadera escuela iniciática de la multitud de movimientos neo o pseudo-espirituales que no lo son en absoluto. El otro rasgo distintivo es, desde luego, la transmisión de una real y legítima filiación iniciática. Esto es esencial: prácticamente todos esos movimientos espirituales que tanto se propagandean carecen por completo de tal filiación y de raíces en el pasado. En la abrumadora mayoría de los casos solo persiguen obtener el poder y el sacarle dinero a los necios. Para más detalles, que no podemos consignar aquí por razones de espacio, remitimos a las obras de René Guénon, las que son una guía segura y confiable en este campo. Aceptemos como punto de partida el tradicional Principio Esotérico que afirma que LO VISIBLE Y MATERIAL ES IMAGEN Y REPRESENTACIÓN DE LO INVISIBLE Y METAFÍSICO. A partir de esto fácil será llegar a la conclusión de que cuanto existe en este mundo y en el Cosmos entero preexiste como idea en la Mente de Dios. Este Principio es, en realidad, una consecuencia lógica de la Armonía Universal y Total, empleando una expresión ya clásica de René Guénon. Esta Armonía nos expresa la concordancia y analogía de formas y estructuras que existe entre todos los planos de existencia y entre todos los estados del Ser. Pero, precisamente por aplicación del Principio mencionado, llegamos a la conclusión de que cada ente o forma manifestada o material y visible es SÍMBOLO y representación de su contraparte INVISIBLE o inmanifestada. El mundo pasa así a ser, como señalara con lucidez Salustio, un OBJETO SIMBÓLICO. Y es menester además coincidir con Jules le Bêle en cuanto que CADA OBJETO MANIFESTADO ES UN SIGNO NATURAL Y SENSIBLE DE UNA VERDAD EN EL ORDEN METAFÍSICO. Es un Principio fundamental del Esoterismo Tradicional que, a partir de esto, debemos elevarnos en el Conocimiento pasando (por medio de una suerte de inducción trascendental) de lo visible a lo invisible pues esto se posibilita precisamente por la Ley de Analogía y Correspondencia que es, en suma, la expresión de esa ARMONÍA UNIVERSAL Y TOTAL. Y el estudio de los símbolos es la vía natural e insoslayable para lograrlo, especialmente en Astrología. Eugen Drewermann señala al respecto, en forma muy acorde a la Tradición Hermética, que la Ley de Correspondencia y Analogía ha de entenderse como un hilo conductor de la investigación para la comprensión de un mundo de representaciones y semejanzas en los diferentes planos y estados del Ser. De hecho los símbolos hacen que percibamos las verdades inteligibles por medio de su reflejo sensible como decía Platón y repetía el pseudo-Dionisio. San Pablo expresa algo notable que coincide absolutamente con el punto de vista hermético en la Epístola a los romanos (I, 20): "Porque lo invisible de Dios desde la creación del mundo se deja ver a la inteligencia a través de lo visible para llegar así a su poder sempiterno y Divinidad, de modo que sean innegables". Para el buscador de la Verdad el símbolo se torna así insustituible como llave maestra que nos abre las regiones del espíritu, allí donde la mente racional por sus solas fuerzas ni alcanza ni puede operar. Guénon señalaba con justeza que la Ley Hermética de Correspondencia es el fundamento mismo de todo simbolismo. En virtud de dicha Ley cada cosa, procediendo esencialmente de un Principio metafísico del que deriva toda su realidad, traduce y expresa a ese Principio en su manera y de acuerdo a su orden de existencia. De tal modo tenemos que, uniendo tales diferentes ordenes, todas las cosas se encadenan y corresponden para concurrir y participar en esa Armonía Universal y Total. De hecho es una Verdad Oculta que merece ser mencionada el hecho de que, al meditar en un símbolo de significación metafísica desconocida, tarde o temprano se produce en nosotros la comprensión de los significados que en él fueran depositados. A Isaac Newton se le atribuye aquello de "Non minus docent exempla quam praecepta". Y vale la pena dar ejemplos al respecto en base a las leyes de la Mecánica Clásica que él mismo descubriera. Así la causalidad de la Física nos enseña así que la Ley de Causa y Efecto obra en todos los planos. Y en efecto, ese principio físico no es más que un caso muy particular del Principio Hermético que lleva el mismo nombre. El principio de la conservación de la energía en la Dinámica de los sistemas materiales claramente alude en el orden metafísico a la continuidad de la existencia en otros planos. El teorema de la conservación del momento de la cantidad de movimiento tiene clara relación analógica con la Ley Hermética de Vibración: al disminuir la actividad externa (momento de inercia) aumenta la elevación interior (velocidad angular). Otro ejemplo sorprendente es el siguiente: cada día el ser humano se levanta, trabaja en lo que le corresponde (eso es la vida) y al final del día vuelve a descansar. Este descanso cotidiano insume alrededor de un tercio de la jornada o sea unas siete u ocho horas. Esta es una imagen en escala pequeña de lo que es la vida humana en grande: nacemos, vivimos en general de setenta a ochenta años en este plano y luego descansamos preparándonos a transmigrar para comenzar una nueva jornada. Pues bien, las experiencias de regresión a las que hemos asistido ponen claramente de manifiesto que el intervalo entre dos existencias sucesivas es, en general de veinte a treinta años terrestres o sea alrededor de un tercio de la duración de una existencia humana común. Por supuesto hay algunas excepciones en que ese plazo es mucho más breve (así como hay gente que duerme mal y poco...). En esto se revelan dos Principios Herméticos: el de Correspondencia y Analogía y el de Ciclos y Ritmos (o Ley Cíclica de la Vida). No nos detendremos aquí sobre este último Principio remitiendo a quien se interese a la parte correspondiente de este escrito. Estos ejemplos simples bastarían para convencer a quien esté preparado para ello pero, sin duda, los materialistas e ignorantes de las cosas espirituales descargarán su anatema contra quien ose pronunciar tales cosas. El modelo de un sistema planetario se corresponde con el del átomo pero esto habla al hermetista de que en torno al núcleo del Todo o sea el Dios Supremo existen otras entidades que son los Logos de las Galaxias, de las constelaciones, de los sistemas planetarios de las estrellas y de los innumerables mundos que pueblan el cosmos. Quien tenga oídos para oír que oiga... Avanzando un paso más, destaquemos que en el ser humano hallamos la trilogía: espíritu, alma y cuerpo físico. Pero, precisamente por ser lo visible imagen simbólica y representación de lo invisible, el analizar este modelo del ser humano nos lleva directamente a conclusiones sobre el Ser o Causa Primera que llamamos Dios. De esto resulta la máxima que se leía en el frontispicio del templo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Esta sabia sentencia se continuaba en el sanctasantorum de dicho templo donde se encontraba escrito "...y conocerás a Dios". En realidad este asunto es muchísimo más complejo y profundo pues de la conexión interna (de esencia metafísica y trascendental) entre Dios y el ser humano resulta por analogía la necesaria unión y correspondencia entre el Macrocosmos y el Microcosmos. De hecho la Divinidad se halla presente en cada ser viviente y es en nosotros mismos donde debemos buscarla. Esto, desde luego, es parte fundamental de la Enseñanza Tradicional y no debe ser considerado como un dogma sino como expresión de las vivencias de múltiples seres elevados de todos los tiempos y de los más diversos lugares. Esta Ley Hermética de Correspondencia y Analogía constituye la base y esencia de la totalidad de la disciplina astrológica y es lo que justifica el estudio profundo y meditado de los símbolos. Aquí está implícito otro Principio Hermético inseparable del anterior: la Armonía Universal y Total del Cosmos manifestado e inmanifestado, que es la que asegura precisamente el nexo de correspondencias y analogías en que se funda todo el quehacer simbolista y, en particular, el astrológico. Otro Principio Hermético fundamental (e inseparablemente ligado a los restantes) es EL TODO EN EL TODO de los antiguos. Este Principio nos dice que el Todo está presente y se refleja en todo y así, como consecuencia, todas las cosas se reflejan en todas las cosas. La ciencia moderna comienza a reconocer lentamente este hecho. El célebre teorema de Bell (que dio por tierra con la concepción einsteniana de una realidad física consistente en elementos independientes no interactivos separados espacialmente, cosa que resulta incompatible con las leyes de la mecánica cuántica) pone en evidencia que el universo está fundamentalmente interconectado, que es interdependiente e inseparable. Como señala Fritjof Capra (en su muy interesante obra "El Tao de la Física") este logro científico concuerda exactamente con la afirmación del sabio budista Nagarjuna quien afirmaba hace cientos de años "Las cosas derivan su ser y su naturaleza de su dependencia mutua y en sí mismas no son nada". Es innecesario subrayar la importancia que tiene este hallazgo de Bell para la perspectiva hermético-astrológica (que todo astrólogo sigue lo quiera o no, lo sepa o no). Este resultado ratifica cuan certero es lo afirmado por la Tradición Primordial en relación al TODO EN EL TODO. En una obra reciente ("Giordano Bruno oder der Spiegel des Unendlichen") Eugen Drewermann ha expresado al respecto de este Principio Hermético ideas dignas de análisis para los hermetistas y que por ello citamos: "Si existe un Dios que quiere manifestarse, comunicarse y revelarse en su creación, El no puede hacerlo con leyes puramente mecánicas. Tendrá entonces que impulsar al mundo desde dentro y no desde fuera; tendrá entonces que poner una partícula de Sí en cada átomo. Y así cada cosa particular, cada animal, cada ser humano tendrá en sí una copia del Todo aunque de una manera que solo le corresponde a él de manera muy especial. Y esa imagen peculiar del conjunto ha de capacitarle para moverse como corresponde en la marcha del todo". Pasa así a ser "la forma expresada que viviendo se desarrolla" (según la expresión tan certera de Goethe). Vemos que la concepción hermética del Todo en el Todo conduce en forma natural e inmediata a la concepción hindú del Sutra-Atma (Alma-hilo) o sea la Divinidad presente e inmanente en cada átomo del Cosmos. Nada podría ajustarse más a la Tradición Primordial en el sentido que le daba a esta expresión René Guénon. Pero Drewermann tiene más aciertos cuando afirma: "Si el universo se asemeja realmente a un organismo animado, se impone la hipótesis de que en lo más pequeño está contenido el Todo. Pero cada parte es una imagen del conjunto, en tanto que configurada por este y en tanto que contribuye a la configuración total... Por sobre todo aparece bien claro que la idea de una pura interacción mecánica, incluso solo dentro del mundo material, representa una increíble reducción de la realidad". Muy adecuado es esto como tema de reflexión para los irreflexivos que pretenden "explicar" la Astrología con ondas, vibraciones y energías que jamás se detectaron ni midieron... Por otra parte, el hecho de que no se pueda existir en forma independiente y separada del resto nos pone frente a otra concepción hermética tradicional: EL MISTERIO DE LA UNIDAD. El pensar este misterio conduce en forma natural a la Fraternidad Universal. El vivenciarlo, previa una adecuada (y ardua) preparación por medio de disciplinas espirituales, constituye una elevadísima experiencia Iniciática, la que recibe distintos nombres en las diferentes formas tradicionales (Visión beatífica, Samadhi, Satori). Y vale la pena destacar aquí la triste suerte que toca a los desgraciados que quieren abrir esta puerta con las llaves falsas de la droga o de la magia sexual. Solo les cabe esperar la ruina completa de alma, mente y cuerpo. 3- LEY DE VIBRACIÓN En el Universo nada está en reposo: todo se mueve, gira y vibra. Este antiguo principio hermético conocido por algunos pensadores griegos (por ejemplo Heráclito) ha sido redescubierto por la Física en el Siglo XX. Pero la Física hasta ahora solo se ha ocupado de un tipo de materia que es la más baja y burda: la Gunamayi Prakriti o materia sometida a la acción de las gunas o cualidades. Recordemos que la Enseñanza Tradicional habla de tres tipos de materia: además de la mencionada existen otros dos tipos de naturaleza más elevada, la Esha o Kalyani Prakriti y la Daivi Prakriti. Esto coincide con lo afirmado por El Kybalion. Revelaremos aquí un misterio iniciático. La Esha o Kalyani Prakriti es la materia de orden muy elevado que se transmite en las Iniciaciones reales (no simbólicas) y que induce un estado vibratorio más elevado en quien recibe dicha Iniciación o al menos lo facilita. La Daivi Prakriti, aún más elevada, solo se transmite en las Iniciaciones más elevadas. Esta Daivi Prakriti es lograda por los Maestros de la Jerarquía como transmutación de la materia ordinaria por medio de disciplinas espirituales y austeridades muy prolongadas. Leyendo las vidas de los Maestros encontramos a menudo pasajes donde se narra como el Gurú por contacto o a distancia le infunde un nuevo estado de conciencia pleno de gloria y dicha inefable a su discípulo. Esto se trata, en realidad, de un nuevo estado vibratorio más intenso que hace que la conciencia funcione en niveles más elevados. En nosotros mismos no es un secreto que podemos lograr estados vibratorios más elevados mediante la disciplina espiritual asidua, los pensamientos nobles y la dieta adecuada. Cuando funcionamos en un estado más elevado y puro se clarifican nuestros pensamientos y se ennoblecen nuestras emociones. Por sobre todo resulta más fácil elevar nuestra conciencia en los koshas (cuerpos o vehículos del ser humano), lo que se realiza mediante disciplinas que no es dable divulgar. El Kybalion nos enseña que existen infinitos grados posibles de vibración material desde el más burdo de la materia densa hasta el más intenso de la materia sutil. En el ser humano esto corresponde al plano Suddha-Avyakta de la Cámara Etérica del corazón donde mora la Chispa Divina, la Divinidad en nosotros refulgente como millones de soles. Aquí solo un hilo separa la materia del Espíritu. Un ejemplo de todos conocido es como la frecuencia de vibración afecta los colores y de que modo se pasa, dentro del espectro visible, del rojo al violeta para luego tornarse invisible. Entramos ahí en la zona de los denominados Rayos X, no perceptibles por el ojo humano. Pero lo importante aquí no es extenderse en consideraciones propias de la Física sino adentrarse en los aspectos pertinentes de la Enseñanza Tradicional que hacen a nuestra elevación interna. Existe un hecho por todos comprobado: si nos hallamos tranquilos pero en compañía de personas en estado de excitación nerviosa comenzaremos a sentirnos molestos y desasosegados. Solo hallaremos paz de nuevo alejándonos de tales personas. La explicación profunda de este hecho se halla en las denominadas "formas de pensamiento". Cada estado mental genera ondas y vibraciones. Parte de estas son proyectadas al exterior y tienden a afectar las mentes de otras personas "por inducción". Este hecho, el que hasta hace poco era negado categóricamente por los medios científicos, comienza a ser reconocido oficialmente. No hace mucho leí que en Rusia se había desarrollado un dispositivo que generaba ondas similares a las que genera una persona en alto estado de nerviosismo. Colocado con disimulo cerca de donde un grupo dialogaba en paz y armonía, el dispositivo al funcionar provocaba la dispersión de ese grupo. Solo falta ahora crear otro dispositivo que al funcionar...provoque el alejamiento de todas las personas nerviosas e irascibles. Hablando ahora muy en serio diremos que mediante disciplinas adecuadas podemos lograr que nuestra mente eleve nuestro estado vibratorio y neutralice así todas las emociones indeseables. Por supuesto esto es una verdadera clave oculta pero no la más difícil de lograr. Los Maestros pueden afectar las mentes de otros llevándolos a estados interiores más elevados. Los "milagros" operados por los Grandes Seres son en realidad aplicaciones de este Principio de Vibración. Pero para llegar a ello es necesario pasar por el proceso previo de Alquimia Mental a través de las disciplinas adecuadas. Por cierto que, como afirma "El Kybalion": "Aquel que ha comprendido el Principio de Vibración ha aferrado el cetro del poder". Y vale la pena recordar que: "Para cambiar vuestro estado mental basta cambiar vuestro estado de vibración interior". 4- LEY DE POLARIDAD Reflexionemos un instante sobre este hecho físico: si cortamos una barra de hierro imantada no obtendremos un polo positivo y un polo negativo separados entre sí sino dos mitades que constituyen cada una imanes completos con ambos polos. Los polos o pares de opuestos son inseparables en este mundo de dualidades pues cada uno participa de la misma naturaleza del otro. En realidad nosotros mismos creamos o al menos permitimos la dualidad de lo bueno y lo malo, lo deseable y lo indeseable en base a nuestra actitud mental [3]. Tan pronto se genera la luz aparece la sombra como carencia de ella y esta última solo desaparecerá si la luz tambien lo hace. El frío y el calor no son cosas esencialmente distintas, solo constituyen diferentes estados térmicos o vibratorios de la materia. Es imposible decir donde comienza uno y termina otro pues solo son grados distintos de la misma cosa. "Tésis y antítesis son idénticas en naturaleza pero diferentes en grado". El que viaja lo suficiente hacia el Norte se encontrará viajando hacia el Sur. De aquí que los extremos se toquen pues no difieren en esencia. Pero apliquemos ahora el principio de inducción trascendental que nos permite pasar de lo visible, imagen y representación de lo invisible, a esto último que escapa a nuestros sentidos. Así encontramos que la Enseñanza Tradicional nos dice que pasar de la materia burda al estado de mayor elevación es solo una cuestión de estados vibratorios. Tenemos que, de este modo, los extremos se tocan y los opuestos se reconcilian. Pero esta Ley Hermética de Polaridad nos abre las puertas para una transmutación interna en nuestro ser haciendo verdaderamente Alquimia Astrológica. Recordemos aquí al Kybalion cuando afirma: "La verdadera transmutación es un arte mental". No se trata de alcanzar el oro vil sino el oro filosófico como aclaraban los antiguos Adeptos. Así pues la Alquimia Hermética tiene por finalidad transmutar la mente y no la materia. Sigo en esto al Prof. Reichelt cuando sabiamente sugería "llevar cada astro en debilidad al signo opuesto para desarrollar las cualidades que allí daría"! Quien tenga oídos para oír que oiga. Y bueno será reflexionar sobre lo siguiente: "Para destruir una frecuencia indeseable de vibración mental poned en operación el Principio de Polaridad y concentraos sobre el polo opuesto a aquel que deseáis suprimir. Matad lo indeseable cambiando su polaridad". 5- LEY DE CICLOS Y RITMOS (LEYES CÍCLICAS O PERIÓDICAS DE LA VIDA). La noche sigue al día y el día a la noche, las estaciones se suceden invariablemente en orden cíclico. Para el observador atento en todo hay un flujo y un reflujo, un creciente y un menguante que refleja la variación pendular que a todo alcanza: a la expansión y al apogeo sucede la decadencia y caída. Esto es válido para los universos y para los pueblos, para los astros y para los insectos. En nuestra mente la variación pendular afecta nuestros estados de conciencia y nuestros pensamientos. Hay un ritmo en ello y hace mucho los Adeptos descubrieron la manera de superarlos. Toda dualidad se resuelve ascendiendo a un plano superior donde los opuestos se sintetizan y reconcilian y su juego desaparece: nuestros estados mentales no son la excepción. Para evitar estas variaciones cíclicas debe estabilizarse la conciencia en un estado superior donde los vaivenes del péndulo no puedan afectarla. Es "volar por encima de la tormenta" mediante esto o bien, más simplemente, polarizándose en el polo deseado y no apartándose de este. Esto lo logran los Grandes Seres mediante el desarrollo de voluntad, equilibrio y firmeza mental hasta un grado difícil de creer. Es la Ley Cíclica o Pendular la que nos permite comprender la vida cuando advertimos que inesperada o inexplicadamente alguien alcanza placeres y felicidades superiores a lo común y a lo corriente. La Ley Pendular nos indica que este mucho placer de ahora es el balanceo y compensación de duras pruebas anteriores. La Ley de Compensación y Justicia siempre se halla en acción aún cuando la neguemos y no queramos reconocerla. El hecho de que el ritmo pendular suele ser más lento de lo que nosotros desearíamos hace que ande tanto individuo resentido en este mundo. Pero el TODO es el dueño de todo el tiempo y se lo toma... Y vale la pena reflexionar esto: "El ritmo puede ser neutralizado mediante la aplicación del arte de la polarización" 6- LEY DE CAUSA Y EFECTO (CAUSALIDAD). Nada sucede por casualidad: pues todo es necesario y, por tanto, nada puede ser casual. Ya hemos encontrado esta Verdad y ahora deberemos completarla con este Sexto Principio Hermético. La Ley del Todo es que ningún evento surja por sí solo en ningún plano de existencia o estado del ser. Cada hecho se encadena con los que lo causan y con los que él, a su vez, causará. Esta es la Ley de Causa y Efecto de la que la Física solo reconoce un caso muy particular. Resulta así que nada sucede a nivel de eventos fuera de las leyes que se desprenden de la Gran Ley del Todo. Pero lo importante es subrayar que las leyes de los planos inferiores se hallan subordinadas a la de los planos superiores y así los Maestros modifican una realidad de orden inferior en base a ajustarse a las leyes de los planos superiores. Es un grave error sostener que los Maestros escapan a la Causalidad. Por el contrario se aferran a ella pero para poder, de este modo, controlar las circunstancias de mundos menos elevados como es caso del nuestro. Para remover los efectos indeseables siempre y en todos los casos es necesario comenzar por remover las causas de tales efectos. Este es el Gran Secreto que permite actuar y lograr el Bien sabiendo que lo que se interpone no es un hecho aislado (tal cosa no existe) sino una consecuencia o efecto de otros factores. 7- LEY DE GENERACION (LEY DE GÉNERO). Existe una confusión frecuente respecto de la cual el Kybalion previene. Consiste en aceptar como sinónimos género y sexo. En rigor el sexo es solo una manifestación particular del género en el plano de la vida orgánica. Género proviene de una raíz latina que significa engendrar, generar, procrear, crear, producir. Este Principio Hermético señala que toda generación supone la participación interactiva de dos Principios, uno Masculino-Activo-Positivo y otro FemeninoNegativo-Pasivo. Los ejemplos físicos pueden multiplicarse. Por ejemplo para el análisis de los iones y la teoría de la afinidad química remitimos al Kybalion. Otro ejemplo es la Ley de Coulomb en la electrostática. La ilustración que ofrece probablemente más interés es la de los hemisferios cerebrales humanos. En esto la Ley de Género aparece claramente perfilada. En cada uno de nosotros el hemisferio izquierdo (solar) es Masculino-Activo-Positivo pues se desempeña como activo, expresivo y lógico: su función básica es el ordenamiento racional. El hemisferio derecho (lunar) es Femenino-PasivoNegativo y su naturaleza es receptiva, poética e imaginativa. El hemisferio masculino actúa energetizando y estimulando al otro hemisferio al que, por así decir, fecunda. Al femenino corresponde como función la creación. Este hecho ya se halla plenamente reconocido por la ciencia oficial. Esto aclara además porque los hemisferios rigen en forma cruzada las mitades del cuerpo dado que la mitad derecha es solar y la izquierda es lunar. Desde la remota antigüedad en las Escuelas Hermetistas de Misterios se enseñaba a los aspirantes que en todo ser humano coexistían una parte masculina y una femenina. Esto también ha sido confirmado por científicos modernos. Por ejemplo Carl Gustav Jung enunció su modelo del Anima y del Animus para dar cuenta de los hechos psicológicos que observara. Por su parte Otto Weininger enunció su notable"Ley del Sexo" que presenta gran interés desde el punto de vista astrológico y psicológico. El hermetismo explica fenómenos como la telepatía afirmando que la componente masculina de una mente actúa sobre la componente femenina de otra. Cabe aquí observar enfáticamente que la telepatía como tantos otros fenómenos psíquicos nada tienen que ver con la verdadera espiritualidad pues se hallan a un nivel muy inferior que esta. Remitimos a la formidable denuncia de René Guénon en su obra "El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos". Pero hay más. Todos sabemos cómo las masas, pasivas y faltas de espíritu crítico, se dejan dominar por líderes políticos o religiosos que las manejan y engañan como si fueran niños. La explicación se halla bien a la mano: tales líderes usan el principio masculino de su mente para impresionar y dominar a las mentes del rebaño humano. Se trata siempre y sin excepción de la energetización y estimulación del principio femenino por el principio masculino. Toda creación en todos los planos se ajusta a este Principio "Como arriba es abajo, como abajo es arriba". Esto es parte de las Leyes inmutables de la Vida y por ello funciona en la práctica. Concluyo así esta brevísima introducción al Kybalion donde he querido aportar algunos elementos que no figuran explícitamente en el libro pero que resultan de gran utilidad para su comprensión. No me guía otro interés que reclamar la atención y facilitar el esfuerzo de aquellos que se hallan calificados para penetrar con fruto en esta obra grandiosa.